Es posible que nuestros nietos no necesiten —o no puedan— trabajar. Hablaremos con robots, nos administrarán robots, nos enamoraremos de robots.
Las nuevas generaciones moldearán el mundo según sus necesidades y preferencias, lo cual es su derecho natural. Pero será tu responsabilidad preservar la cultura de los últimos diez mil años frente a un cataclismo cultural como el que se avecina.